

La emoción no se corrige, la emoción se acompaña.
"Nombrarlo para domarlo" — cuando el niño escucha el nombre de su emoción, el hemisferio izquierdo se activa y organiza el caos del hemisferio derecho.

Formarse en el cuidado de los niños no es un acto académico aislado. Es una manera de honrar la importancia que tiene nuestra presencia en su desarrollo.
